Antes de nada esperamos que nadie se sienta ofendido por este post, que no pretende ser nada más que una parodia de la situación en la que nos encontramos las abajo firmantes.
Es realmente triste llevar muchos años en la universidad y ver que no hemos sido capaces de crear un vínculo con las personas de clase, más allá del estrictamente académico. Y en ocasiones ni eso, a modo de ejemplo podemos citar nuestros frecuentes intentos fallidos de constitución de grupos de trabajo que superen las tres personas. Algunos experimentos realizados en esta universidad fueron tan sonados que hasta recibieron una denominación histórica por parte del profesorado (“El Triunvirato”).
Uno de los factores a considerar es nuestra alta capacidad para repetir curso y cambiar de clase con frecuencia. Siempre nos prometemos a nosotras mismas que este año va a ser diferente y que lograremos permanecer más de un año con los mismos compañeros para poder socializarnos con ellos. Pero las condiciones siempre están en nuestra contra.
Para que os hagáis una idea os vamos a intentar describir el perfil del denominado “asocial”:
1.- Ubicación: al individuo aislado lo podemos encontrar en las zonas periféricas de la clase, esto es, o bien en las últimas filas (ojo: nunca se mezclará con el grupo de clase que se sienta también al final para no llamar la atención del profesor) o bien en las primeras filas, no quedándole más remedio que intentar engañar al profesor haciéndole creer que le interesa la explicación, poniendo cara de póker y asintiendo lo máximo posible en intervalos cortos de tiempo.
2.- Maniobras de acercamiento (primera parte): el asocial no tiene porqué ser empollón con lo cual también tiene licencia para quedarse dormido en algunas ocasiones. Esto provoca un gran problema a la hora de completar sus apuntes. Lo más habitual es que aceche sigilosamente a otro de su misma especie.
3.- Maniobras de acercamiento (segunda parte): el mayor problema con el que puede encontrarse el asocial es aproximarse a grupos de más de dos personas. Eso supone entablar conversación de más de 30 segundos lo que provoca gran incomodidad en ambas partes.
4.- El asocial a los ojos del profesor: el profesor suele manifestar su empatía hacia estos personajes, normalmente con los emplazados en las primeras filas. No se sabe muy bien la razón. Se barajan diversas teorías al respecto:
· Teoría de la pena: el profesor siente lástima por estas personas ya que es consciente de su problema.
· Teoría de la identificación: el profesor ve retratado en ellos su paso por la universidad aunque de esto haga ya bastantes años.
· Teoría de la importancia: el docente se considera muy bueno en su trabajo y piensa que, la atención prestada por el asocial, es directamente proporcional al grado de calidad de sus explicaciones.
Finalmente, como consejo, ahí van unas notas para que no caigáis en este colectivo, en el que es muy fácil entrar, pero extremadamente difícil salir: NO FALTÉIS EL PRIMER DÍA DE CLASE, PORQUE ES CLAVE; INTENTAR SER AGRADABLES AUNQUE ELLO IMPLIQUE SER FALSOS, Y LO MÁS IMPORTANTE ES SER COMUNICATIVOS.